miércoles, 23 de julio de 2008

La capacidad de imposición de los concentrados

Por Paula Abal Medina *

Más de 120 días de un conflicto con los segmentos más concentrados del campo. No hace falta fundar esta afirmación para referirnos a CRA y SRA. La historia – inactual – de la Federación Agraria Argentina, en cambio, se ha usufructuado indignamente para crear una enorme confusión que impide comprender que la palabra “pequeño” no le cabe en términos de rentabilidad a ninguno de los que hoy han decidido paralizar la política gubernamental. Los usos indignos de lo pretérito permiten que estemos discutiendo en este país que los que ganan mucho ganen más y que esa discusión se ejercite como si encerrara algún criterio de justicia.



Quien escribe no logra comprender tantas inversiones. Se usa la palabra pequeño para referir a los que perciben ingresos equivalentes a los deciles más concentrados de la Argentina. Se trata de una discusión sobre la rentabilidad y quienes sólo pueden dirimir sobre su subsistencia - los sectores populares rurales y urbanos - no han podido contar con una sola explicación fundada sobre las ganancias contantes y sonantes de los productores de soja y granos. ¿Por qué los periodistas no les preguntan a los productores?; ¿porqué no exigen esta información, por qué tanta “prudencia” cuando esta discusión no tiene otro fundamento concreto más que la derogación de la resolución que les impide ganar más? ¿Ganar más que cuánto? ¿Cuánto más quieren ganar? ¿Cuánto más a costa de quienes? Porque las pujas distributivas son de suma cero y no visibilizar a los que pierden por los que ganan es silenciar lo más neurálgico de un debate. La democracia cuando está dotada de contenidos reales debe ser capaz de resolver los conflictos no predicando consensos abstractos, sino confrontando cuáles son las transferencias que subyacen a las políticas públicas. Hoy las transferencias reclamadas por los concentrados del campo involucran la vida cotidiana de decenas de miles de personas que habitan este país para signarlas con más y nuevas carencias.



La inversión más aberrante es, quizás, la que se aletarga desde lejos en el tiempo de nuestra historia y que cambiando palabras reproduce un contenido idéntico en términos de denigración de la movilización y la acción colectiva sostenida por los sectores populares de todas las épocas. Cabecitas, negros de mierda, vagos, cooptados, pagados…. y tantas otras que sólo duele recordar.



Y si sostengo que esta inversión es la más aberrante es por la carga de violencia que supone adjudicarle a ese otro, esos adjetivados de oscuros por estos sectores - los concentrados de todos los tiempos - los móviles propios, los que fundan sus movilizaciones, las suyas, en el marco de este conflicto. Pocos acontecimientos en la historia de nuestro país pueden prescindir de un ideario militante y de las tensiones y contradicciones de la constitución de una identidad colectiva; simplemente porque pueden usufructuar la comunión monologística (en palabras de Offe y Wiesenthal) de las asociaciones patronales: la aplicación de una pura racionalidad instrumental donde el costo de la movilización es ínfimo cuando ejercido desde dicha posición de fortaleza tiene tan altas probabilidades de redundar en grandes beneficios económicos.

El acto realizado en el monumento de los españoles en las vísperas del tratamiento parlamentario del proyecto de limitación de sus rentabilidades es el mejor ejemplo del más genuino potencial de movilización que resguardan por sus billeteras. Concentrada por concentrada, estructura agropecuaria y estructura mediática, coincidieron en la defensa de sus beneficios.



Invertir las tantas inversiones del orden neoliberal para volver efectiva la transformación de la estructura social argentina. Esa es nuestra tarea, la que supone un debate, una lucha, un ejercitar la crítica sobre lo que falta y sobre lo erróneo, una construcción necesaria e impostergable que continuará hilvanando a los sujetos y a las reivindicaciones múltiples de la justicia social que siempre alberga en los movimientos populares.

* Socióloga

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