miércoles, 18 de junio de 2008

La “feria” del mercado educativo

Por Adriana Puiggrós *


Cuatro mil personas de treinta y siete países escucharon azorados durante una hora y media las diatribas emitidas por el presidente de Colombia, Alvaro Uribe, que justificó el ingreso de la fuerza pública en los recintos universitarios en caso de protestas y subrayó que los planes de estudio e investigaciones deben adecuarse a las demandas del mercado para ser “pertinentes”. El escenario fue el Congreso Regional de Educación Superior realizado en Cartagena, entre el 4 y 6 de mayo, por el Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (Iesalc/Unesco) preparatorio del Congreso Mundial sobre el tema que se realizará en París en 2009. En el evento fue posible observar que en América latina crece una gran feria de la educación superior, incompatible con Estados que asumen su responsabilidad principal en la planificación, financiamiento, gestión y evaluación de las universidades con respeto por la autonomía, esa conquista de la democracia. Un uso bizarro de aquel concepto lo redefine como autonomía de mercado: las empresas ofrecen a las universidades públicas paquetes pedagógicos, servicios de evaluación de las instituciones, exámenes de ingreso y de egreso, produciendo su vaciamiento y la conversión de su comunidad en una clientela cautiva.

Un glosario neoliberal compuesto por términos de ambiguo significado fue insistentemente repetido en Cartagena: eficiencia, eficacia, calidad, equidad, aquantability, competitividad, innovación, pertinencia. El “pensamiento único”, que está desprestigiado por sus nefastos efectos económicos, culturales y políticos, sigue cobrando fuerza en la política educativa internacional, siendo complementario de planes imperialistas que buscan perpetuar los conflictos que surgen de la injusta distribución de la riqueza producida por los pueblos latinoamericanos. Pero en Cartagena había otras voces. Se hicieron oír quienes defienden la universidad tradicional sin advertir que la educación superior se ha masificado, debe crecer, cuenta con una diversidad de instituciones y demanda soluciones sistémicas que otorguen un lugar decisivo a la investigación científica y tecnológica y a la relación con el medio social. Comenzaron a expresarse también quienes haciendo un uso diferente del glosario citado definen la “pertinencia” como la obligación de la educación pública superior de adecuarse a las necesidades, interpelaciones y planes de desarrollo de los pueblos que la sostienen. Los rectores argentinos han acordado en varios documentos, entre ellos el de Vaquerías, en el sentido de “responsabilidad social” de las universidades. Ese concepto es un importante punto de partida para discutir en profundidad la naturaleza de los lazos de esas instituciones con los gobiernos y con las sociedades.

En el mercado educativo se agrega el término “globalizada”. La “responsabilidad social globalizada” de las universidades tuerce su orientación hacia los intereses mercantiles transnacionales. Afortunadamente, en la declaración final del evento se inscribió el rechazo a la resolución de la Organización Mundial del Comercio, que considera la educación superior un bien transable, aunque es lamentable que haya persistido la negativa a definir como gratuitos los estudios de grado, afirmándose de ese modo una de las banderas sostenidas con más énfasis por el Banco Mundial.

Urge compartir y debatir en espacios democráticos de la región pensamientos, propuestas y experiencias dirigidas a cimentar reformas de la educación superior que tengan un espíritu latinoamericanista popular y democrático, como en 1918, y bases organizativas, programáticas y presupuestarias adecuadas a las interpelaciones del siglo XXI.

* Presidenta de la Comisión de Educación de la HCDN.

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