lunes, 3 de noviembre de 2008

El País que queremos, la fuerza que necesitamos

Hoy estamos ante las puertas de un debate del que necesariamente ha de surgir un Nuevo Orden Mundial. Derribados los mitos que sostuvieron las políticas neoliberales en los últimos 30 años, hoy se vuelve a discutir en el mundo, el rol del Estado

Frente a esta nueva realidad, los gobiernos populares de América Latina surgen como una nueva alternativa a ese Imperio que generó hambre, guerras y muerte. En toda Latinoamérica se están dando pasos para consolidar una integración regional basada en una mayor soberanía y donde se imponen políticas para las grandes mayorías populares.

Los nubarrones amenazadores y el chantaje del imperio continuarán hasta que se pueda construir un camino de lucha que logre transformaciones de fondo y en el que no haya posibilidades de retorno al pasado. Mientras tanto, es fundamental entender que no hay construcción de democracia interna y soberanía sin integración latinoamericana. El MERCOSUR es un ejemplo fundamental de construcción de una base autónoma, así como el rol que está jugando el UNASUR.

La integración latinoamericana encuentra su impulso más poderoso en la integración política, económica y de infraestructura que promueven los gobiernos populares. Aunque todavía embrionarios, los proyectos de construcción del Gasoducto del Sur o del Banco del Sur, como el pago de la deuda al FMI, acordado entre Brasil o Argentina, señalan las posibles bases materiales de este camino

Necesitamos abordar el análisis político, no desde un lugar electoral, sino con la profundidad que se merece y revisarlo desde un punto de vista estratégico. La tarea de hoy es sostener el proceso de cambio que se inició en el 2003 y profundizarlo aún más. Cuando planteamos estos temas, lo hacemos con el objetivo de mostrar la voluntad política de aportar desde nuestro lugar a esta inmensa tarea de transformación con la convicción de que el único camino es la unidad del campo popular

También debemos analizar la profundidad del momento y los enemigos a enfrentar en un momento histórico en el que se debaten dos modelos de Estado para Latinoamérica: el Estado dependiente que caracterizó a los países latinoamericanos durante las últimas cuadro décadas del siglo XX frente a los nuevos Estados democráticos basados en la soberanía, que responden a los intereses populares.

Si bien se está aportando para estos objetivos estratégicos, no podemos dejar de analizar que la etapa que queda atrás, dejó una estructura económica, política y social dependiente, en beneficio de los sectores de poder, y que dejó también, una cultura basada en el individualismo, rompiendo todo lazo de solidaridad que hoy muchos quisieran volver a instalar.

Es por eso que la llegada al gobierno de Néstor Kirchner, así como otros gobiernos latinoamericanos, fueron la consecuencia de una reacción, de un estallido de nuestro pueblo, de un decir basta a un modelo que dejó a nuestro país en la quiebra. A partir de estos hechos, transitamos un camino de ruptura con lo institucionalizado, con lo aceptado. Es un momento de ruptura, también, con la representación política y con las estructuras tradicionales que las representaban. Se dice basta a un modelo que no se quiere más, pero todavía no se tiene claro qué modelo se propone.

Los gobiernos populares de la región han tomado medidas innovadoras que benefician a las grandes mayorías, enfrentando a los sectores de poder. Son momentos donde se están tomando medidas estratégicas hacia un cambio estructural para la región y también en el interior de cada país. Lo que lleva a vivir momentos de mayor confrontación. Hay dos caminos: seguir adelante con los cambios profundos o retroceder a un modelo de dependencia.

En estos últimos tiempos, se observa una contraofensiva de las derechas de cada país, nostálgicas y “destituyentes”, mostrándose más activas, violentas y amenazantes en complicidad con EE.UU. Esta realidad marca la necesidad del surgimiento de una nueva fuerza política popular que sume a todos aquellos que estén de acuerdo en la transformación de nuestra realidad. La asignatura histórica pendiente que tenemos, es aportar a la construcción de la unidad política necesaria y, esa es la gran tarea del momento. Debemos trabajar para lograr una “voluntad colectiva nacional” que apoye este proceso y así podremos ir construyendo el poder necesario para seguir profundizando la redefinición del Estado en función de la redistribución de la riqueza y el bienestar de nuestro pueblo.

Nuestra historia, la historia de nuestro pueblo, como parte de esa América profunda, ha estado marcada por la lucha constante contra los sectores de poder. Fue una historia trágica, donde se dieron matanzas, represión, dictaduras y genocidios. Pero, fue por esas epopeyas que se fueron logrando las conquistas de los sectores populares en nuestro país. Esos hitos históricos, como fue el 2001, se realizaron con grandes movimientos en la calle, donde estaban las grandes mayorías populares, más allá de las identidades políticas, de las diferencias. Hubo unidad en la acción contra un enemigo común: como fueron las conquistas obreras, las luchas universitarias; las luchas contra las dictaduras y la represión; las luchas por los derechos sociales educación, salud, trabajo.

Hoy, uno de los grandes desafíos es la unidad de los distintos sectores políticos y sociales de nuestro pueblo. En esta construcción en unidad, el rol protagónico será de la clase trabajadora. Y en esto, es incuestionable el rol que cumplieron en la década del 90` la CTA, el MTA, y cientos de dirigentes sindicales que desafiando a sus conducciones nacionales enfrentaron inclaudicablemente al modelo neoliberal. Como así también todas las organizaciones de trabajadores que desde la marcha Federal, la Marcha Blanca y otras jornadas históricas, protagonizaron junto a aquella las luchas contra el modelo de hambre en la nefasta década de los ’90.

No hay avance de un proyecto nacional sin la unidad de los trabajadores comprometida políticamente con una propuesta de soberanía y justicia social. Estarán con nosotros, todos aquellos que lucharon a través de nuestra historia. Estarán los del 17 de Octubre y los del Cordobazo, los que enfrentaron las dictaduras y las políticas neoliberales. Deberán estar las organizaciones de Derechos Humanos, los movimientos sociales que encabezaron en los 90 la lucha contra el neo liberalismo.

Deberán estar los sectores medios como los profesionales que aportan su saber para mejorar las condiciones de vida de la gente. Deberán estar los jóvenes que en la universidad y en los barrios han protagonizado con su rebeldía y junto a los obreros, páginas memorables, los intelectuales que no se vendieron a las ideas del enemigo, que se mantuvieron fiel a su pueblo. Hoy, saludamos con alegría a aquellos que nos ofrecieron la Carta Abierta, asumiéndose parte de este proyecto popular y mostrando que los procesos de unidad son posibles. También deberemos contar a los pequeños y medianos empresarios que se han beneficiado con las medidas del gobierno y cuyos intereses no son los de los sectores de poder.

Uno de los temas, interesantes como para debatir, es el surgimiento de un movimiento basado en una recomposición desde lo histórico y desde lo político. Para lograr esa “unidad social”, debemos también lograr la unidad política de los sectores populares.

La tarea es la unidad. Y los distintos sectores debemos construir políticas de conjunto en la diversidad. Surge entonces la necesidad de crear ámbitos de reflexión, coordinación y de formación. Coordinar las acciones porque la construcción de la unidad puede darse en distintos planos y reconociendo en el otro sus características para llegar a una unidad política bien consolidada. Debemos avanzar en experiencias concretas, con objetivos claros, con una estrategia de construcción de poder. Debemos analizar cómo se participa, se apoya y se construye, en el marco de un gobierno favorable a los intereses mayoritarios del pueblo y de la Nación.

Nuestro gobierno, como todos los nuevos procesos regionales, llegó por la lucha de nuestro pueblo. Las políticas neoliberales impuestas por la dictadura y profundizadas en la década del noventa, llevaron a la destrucción del sujeto social y político. Sin embargo, a partir de la resistencia logramos sobrevivir como pueblos, como culturas.

Las políticas implementadas por el gobierno del Compañero Néstor Kirchner, primero, y ahora Cristina, avanzaron en la recuperación de la autonomía Nacional y la integración social. Es así que muchos argentinos recuperaron también la autoestima y con ella la perspectiva de que una Patria soberana y con justicia social es posible. Hoy debemos pasar a otra fase y es la conciencia de este sujeto como actor fundamental del cambio y su organización política.

Hay un tipo de unidad que ya se intentó y fracasó y es fundamental no volver a cometer los mismos errores. Es aquella unidad que intenta realizarse sólo sobre la base de las cúpulas. La construcción de la unidad popular no se hace por decreto. Debemos convencer y convencernos de que es posible cambiar la vida de las personas, para mejorarlas, día a día, pero entendiendo que ese objetivo no lo logra algún dirigente por más lúcido que sea, o el poder que tenga en una coyuntura dada; la transformación de la sociedad solo será posible con protagonismo y decisión popular. Con la incorporación del conflicto social, de sus protagonistas y representantes al Estado. Para eso necesitamos unificar las distintas vertientes del campo popular. Necesitamos de miles de compañeros y compañeras y si es posible de millones.

Estos cambios profundos que se están dando nos enfrentan a nuevos desafíos: ser capaces de llevar a cabo este proceso que no es de corto plazo, sino que tiene un carácter mucho más estratégico. Y aquí está la responsabilidad nuestra y de las demás organizaciones políticas y sociales de nuestro país y también de Latinoamérica

El país queremos es un país con inclusión social, movilidad ascendente, salud, educación, mas y mejor trabajo, mas soberanía política, independencia económica, mayor distribución de la riqueza, integración latinoamericana…

La fuerza que necesitamos es la que tenemos que construir entre todos los argentinos y argentinas que apostamos a seguir construyendo este proyecto nacional y popular, para consolidar y profundizar los cambios en nuestro país y en la gran patria latinoamericana.

Movimiento Evita - Frente Transversal Nacional y Popular -Frente Grande Militancia Social - Partido Intransigente - Causa Popular Comedor Los Pibes - Proyecto Popular - Corriente Eva Perón - Partido Comunista Congreso Extraordinario - Frente Barrial 19 de Diciembre

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