El análisis de Eduardo Sigal
Apartir de la decisión 32 del 2000, el Mercosur estipuló que el único país con el cual los integrantes del bloque podían iniciar negociaciones bilaterales era México.
Bajo el paraguas de esa decisión, esa nación y la Argentina, dos economías que representan, en conjunto, el 36% del PBI de América latina, están avanzando en acuerdos comerciales y productivos beneficiosos para ambos países.
Las negociaciones también avanzan en consonancia con el acuerdo de complementación económica 54 entre Mercosur y México, cuyo objetivo es crear un área de libre comercio, y que permite a los países mercosurianos avanzar en la ampliación y profundización de sus acuerdos bilaterales con ese país en el marco del Tratado de Montevideo de 1980. También se profundizan con el acuerdo 55 MercosurMéxico en el sector automotor, que prevé el libre comercio de automóviles y vehículos livianos, remolques y maquinaria agrícola para el 2011 y de camiones y ómnibus para el 2020. Este marco permite durante el período de transición negociaciones bilaterales como la que regula el comercio automotor entre nuestro país y México.
A partir de estos entendimientos,la Argentina y México avanzan en la profundización del patrimonio histórico negociado en la ALADI y abierto una nueva oportunidad histórica de avanzar en un proceso de complementación industrial y económica entre ambos países.
México y la Argentina fueron hasta hace poco tiempo países de escaso intercambio comercial.
Pero luego de varios años de estancamiento y superada la crisis argentina con políticas inversas a las recomendadas por los organismos financieros internacionales, el flujo de comercio entre ambos Estados inició un rápido crecimiento. Las exportaciones argentinas cuadruplicaron los valores registrados a fines de los años ’90 y las importaciones superaron tras la crisis sus valores históricos. En 2006 las exportaciones de México a la Argentina crecieron casi un 40%, y las exportaciones argentinas a México aumentaron un 33%.
La tendencia creciente del intercambio bilateral se confirma en los datos de los primeros ocho meses del 2007: 11% más que en igual período del 2006. Las exportaciones argentinas a México se redujeron un 6% (por la caída en las exportaciones de combustibles), mientras que las importaciones crecieron un 34 %.
El dinamismo en el intercambio comercial lo impulsan básicamente por dos sectores: automotor, que concentra alrededor del 40% de las exportaciones argentinas a México; y máquinas y aparatos eléctricos (básicamente celulares), que representa casi el 50% de las exportaciones mexicanas a la Argentina.
Respecto del sector automotor, el acuerdo bilateral para liberalizar el comercio de automóviles y vehículos livianos desde el 2006 se vio potenciado con la inclusión de numerosas autopartes desde mediados del 2007.
Por su parte, la ampliación y profundización del acuerdo de complementación económica 6 (firmado por los dos países en 1986 en el marco del ALADI) implica la inclusión de 1.500 nuevas líneas arancelarias que serán liberalizadas en un plazo no mayor de 10 años. Esta lista de productos incluye: químicos y petroquímicos, plásticos, material eléctrico, caucho, productos minerales, productos cosméticos, instrumentos de óptica y precisión, siderurgia, productos de la industria gráfica, vidrio y otras manufacturas diversas.
En muchos de estos sectores se verifica un importante potencial de complementariedad industrial entre la Argentina y México. El desafío actual es lograr que el importante flujo de inversiones que hoy existe permita avanzar en la conformación de cadenas de valor supranacionales, en particular en productos de alto valor agregado.
México y la Argentina cuentan con sectores productivos diversificados y competitivos.
Ambos crecieron en los últimos años a tasas sostenidas, como resultado de economías sólidas y pujantes, con un sector externo en crecimiento que ha aportado significativamente a estos resultados y que se orienta al objetivo prioritario de lograr un desarrollo sustentable de las economías y una mejora sustantiva de las condiciones de vida de sus habitantes.
De allí la importancia de aprovechar la riqueza de oportunidades que ofrecen sus mercados en expansión y continuar generando oportunidades de comercio e inversión, con niveles crecientes de productividad, que se traduzcan en mayor empleo, mayor calificación y mejor remuneración.
El acuerdo de asociación estratégica, firmado por los dos presidentes, establece una estructura marco para trabajar conjuntamente en la profundización de nuestras relaciones, identificando nuevas oportunidades de negocios conjuntos, comercio e inversión, que contribuyen a mejorar la calidad de vida de nuestros pueblos.
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