Una de las formas de cuestionamiento al Mercosur refiere a la falta de "institucionalidad" del bloque. Al respecto, si bien existe en algunos especialistas , académicos, periodistas y políticos un planteo genuino sobre la cuestión, la mayoría de las veces hay opiniones "interesadas" que añoran la institucionalidad del consenso de Washington, de las relaciones subordinadas a las grandes potencias y procuran la consolidación del statu quo de la década pasada, donde el intercambio comercial constituía el horizonte excluyente.
Lo cierto es que el bloque está experimentando un profundo proceso de transformación, en consonancia con el nuevo enfoque hacia una orientación social y productiva impulsada por los actuales gobiernos de la región. Se comenzó a diseñar así una reforma institucional que contempla estas nuevas dimensiones.
De esta forma fue que en el 2005 se creó el Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (FOCEM). Con aportes de los miembros plenos del bloque proporcionales a su PBI, el fondo financia la realización de obras de infraestructura, proyectos sociales y productivos y fortalecimiento institucional. El fondo cuenta con 100 millones
de dólares anuales y ya se aprobaron proyectos diversos que van desde la construcción de viviendas populares en Paraguay hasta la implementación de un plan para la erradicación de la fiebre aftosa en los países del Mercosur y Bolivia.
Otra de las iniciativas ha sido la creación del Instituto Social del Mercosur, que tiene por principal objetivo cooperar en el diseño de proyectos sociales en la región así como analizar modalidades de financiamiento; el Instituto Mercosur de Formación (IMEF), que establece un ámbito académico para la capacitación de funcionarios públicos en la temática de la integración; el Observatorio de la Democracia, encargado, entre otras actividades, de hacer un seguimiento de los procesos electorales como medio de consolidar la democracia en la región; y el Fopyme, para financiamiento de la pequeña y mediana empresa. Son todos ellos organismos y espacios creados con el enfoque productivo, social y democrático que impera en el bloque por estos años.
La reforma de mayor trascendencia ha sido la creación del Parlamento del Mercosur, porque es a través de este organismo que se abre un espacio de representación directa a los ciudadanos, y por ende un mayor proceso de participación y democratización del proceso de integración regional.
Actualmente, el Parlamento del Mercosur está integrado por legisladores de los Congresos nacionales de los Estados Partes pero a partir del 2011, cuando culmine la etapa de transición, pasará a estar conformado por parlamentarios elegidos por el voto directo de los ciudadanos. de la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, a los que se sumarán los legisladores de Venezuela tan pronto se concrete su adhesión al bloque regional.
Una reforma a la estructura general del Mercosur está siendo por estos días fruto de debate entre los países. La complejidad de necesarios cambios, implica la modificación de tratados fundacionales del bloque y aquí es donde surgen las mayores complejidades; pero más allá de esto se ha avanzado en aspectos concretos como el fortalecimiento de la Secretaría Administrativa, que tiene su sede en Montevideo, y el establecimiento de la Secretaría del Tribunal Permanente de Revisión, que es el más alto órganos jurisdiccional del bloque, localizado en
Asunción.
Se espera para junio del 2008- en coincidencia con la Cumbre de Presidentes con la que culminará la presidencia pro tempore de la Argentina terminar la reforma del Protocolo de Olivos, que regula el procedimiento de solución de controversias entre los países miembro, para fortalecer la seguridad jurídica del bloque.
Un mejoramiento en los procesos de incorporación de normativa es otro de los aspectos necesarios que debe estar en la agenda del bloque. Hoy, sin facultades supranacionales, el Mercosur adolece de un criterio único para poner en vigencia su normativa y por ende la entrada en vigencia de muchas de sus decisiones: es este un aspecto que se está discutiendo en el seno del bloque.
La agenda pendiente en materia institucional es, en definitiva, el reflejo cabal de los lineamientos estratégicos que los países que integran el bloque buscan para los próximos 15 años en la región.
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